Por qué le llaman líquido si quieren decir metálico

Por qué del que tiene problemas económicos que prácticamente no se salva nadie hoy en día se dice que tiene problemas de liquidez. ¿Es acaso que la escasez de dinero es equiparable a la falta de beber por ejemplo? De eso nada. Las palabras son manejables y su uso es interesado siempre y esto es una buena muestra de ello. Los banqueros de toda la vida han tenido mala prensa pues lo más bonito que les dedican es el adjetivo de usurero así que necesitan de florituras linguísticas que hagan más tolerable su presencia al común de la ciudadanía aún más si ella debe de confiar en ellos poniendo en sus manos sus ahorros obtenidos con mucho sacrificio tras haber pagado por ellos sus correspondientes impuestos y haciendo caso a la llamada que desde el poder nos empuja hacia la austeridad responsable.

Como se puede ver en esta entrada de blog nuestro dinero ya no es metálico, ni siquiera es de papel timbrado con un folio cualquiera que demuestre nuestro extracto de deuda vale. En contabilidad se trabaja con debe y con haber, de contar metal poco afortunadamente para los que trabajan en el ramo para los que se ha simplificado la liquidación (otro guiño al estado del que se ocupa este blog que nada tiene que ver con la liquidez que se le presupone). A propósito que el sentido negativo de la palabra liquidar viene de usarla fuera del cauce previsible y aceptable pues un ajuste de cuentas no debería de ser otra cosa que una operación de pago y cobro, nuestro mundo también el delictivo se deja querer por la economía adoptando sus vocablos y viceversa en economía la malversación, los pelotazos , la hostilidad de opas, los eres, las hipotecas basura y los fondos reptilarios se han convertido en herramientas añadidas al básico rédito, interés e inversión que nos enseñaron en la EGB y que al parecer ha quedados para dinosaurius económicus como el que escribe. Nos hemos tenido que poner al día rápido los que hemos intentado seguir noticias sobre el tema metálico que así se le debería llamar dejando el líquido para lo que de verdad importa, como por ejemplo cosas que fluyen naturalmente y sin ayudas no artificialmente con muletas que pagamos los ciudadanos a los que nos obligan a pagar por los pecados que otros cometieron sin compartir lo placentero que de su ejecución pudiera provenir ni aceptar responsabilidad alguna por sus efectos colaterales que hemos repartido democráticamente bajo el mando único de nuestros cortantes economistas alemanes.