La isla, un lugar donde perderse o encontrar el valor de lo cotidiano.

Infructuosamente he buscado por internet un artículo que sirviera como manual para vivir en las condiciones extremas que un lugar aislado por estar rodeado de agua te obliga y me he rendido finalmente, no es indispensable, siempre nos quedará el clásico de toda la vida, nuestro naufrago de guardia siempre en nuestras mentes el inefable "Robinson Crusoe". Algo que me ha sorprendido de la revisión de esta lectura de juventud que ya tenía olvidada es cómo inmediatamente de satisfacer la necesidad inmediata de cobijo y sustento el protagonista se emplea en contar el tiempo que pasa en su maldita isla y es que como humanos somos complicados y nuestras necesidades no acaban en la seguridad, alimentación y bebida necesitamos un orden temporal y donde hay más de uno social, la anarquía tiene poco recorrido, les extraigo la parte en concreto de la que les hablo:
"Al cabo de diez o doce días en la isla, me di cuenta de que perdería la noción del tiempo por falta de libros, pluma y tinta y que entonces, se me olvidarían incluso los días que había que trabajar y los que había que guardar descanso. Para evitar esto, clavé en la playa un poste en forma de cruz en el que grabé con letras mayúsculas la siguiente inscripción: «Aquí llegué a tierra el 30 de septiembre de 1659». Cada día, hacía una incisión con el cuchillo en el costado del poste; cada siete incisiones hacía una que medía el doble que el resto; y el primer día de cada mes, hacía una marca dos veces más larga que las anteriores. De este modo, llevaba mi calendario, o sea, el cómputo de las semanas, los meses y los años."
La literatura ha dado buenas indicaciones para ello aunque no recientes y es que al parecer hoy en día las islas desiertas no están de moda, no interesan mucho en un mundo globalizado megaconectado pero están ahí y son muchas más de las que a priori pudieran parecer, incluso algunas zonas que tenemos por tierra firme por su tamaño y fácil acceso lo son. Los puentes han hecho bien su trabajo para hacerlas un poco menos aisladas, más accesibles y amigables pero no debemos perder de vista que son terrenos prestados al continente por un dueño imprevisible y terrible en sus rabietas, el mar, al que hay que respetar siempre y nunca despreciarlo. Ubiquemos un poco el tema, hablamos de Islas, una definición quiero completita y ahí va.
Hablando de islas tenemos que hablar de soledad por puro simbolismo generalmente aceptado y esto el que suscribe cree que no es del todo cierto, en la realidad de una vida común con personas en un lugar cerrado y que obliga a un trato de proximidad el terreno abierto no facilita mucho su desarrollo. Una cárcel puede considerarse una isla y varias han sido utilizadas como tal en la historia, hoy en día también han caído en desuso para este fin pues en los nuevos usos y costumbres penitenciarios prevalece el interés de reinsertar el reo sobre el de apartarlo de la sociedad otro hecho que disminuye el interés por ellas.
Históricamente también han sido lugares estratégicos para la defensa que han buscado en ellas un puesto avanzado desde donde vigilar pero también comerciar y dejar reposar las propias embarcaciones sin necesidad de pagar peajes a estados no siempre hospitalarios a las visitas del extranjero. Lugares a disputar que en algunas ocasiones caían en manos un tanto particulares, aquí nos cuentan algunas historias de esas siempre apasionantes para el que se interese en profundizar sobre el tema, no sé si dedique alguna página más de este blog al tema pirata, me la guardo quién sabe.
Para terminar el artículo aunque tenga muchas vertientes superando la capacidad de una simple entrada de blog me voy a detener en un aspecto pequeñito, les voy a hablar de un islote, pequeño y feo ubicado en las costas de Cádiz y no es por supuesto la preciosa tacita, hablamos de Gibraltar. Un terreno... ¿comprado por los ingleses?... eso creía yo antes de leer el siguiente link reconozco mi total y absoluta ignorancia sobre la historia sobre este pedazo de tierra ubicado cerca de mi hogar, para esto hay arreglo. En temas históricos nos quedamos con la parte que nos interesa generalmente sin preocuparnos por los detalles que son siempre importantes. Decididamente Gibraltar no es español pero si nos lo quieren dar pues a la huchaca. Qué tendrán las islas que tanto interés despiertan en tanta gente de lugares tan alejados de ellas, algo tendrá el agua para que la bendigan y las islas para ser deseadas. Esto es todo amigos de momento, hasta otra.

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